domingo, 4 de septiembre de 2011

Poema gusano


El no irse jamás,
el reptar cabizbajo hasta rozar
tu frente con el vino derramado,
leer un libro viejo,
rozar tu cicatriz y reflejarme en ella.

Tener palabras con arrugas
y no joder,
este vino miente
con lúdicos sonidos
y con pasados de fiebre.

Pienso en el dolor y le dibujo
una sonrisa,
un tercer soneto que jamás ha de leer,
le pienso en avenidas
en alguna esquina
con la corbata en la mano
y no puedo dejarle.

Tener vientos que desprecian lunares,
tener una vida en cuatro paredes de papel
y saber que cada una posee tres ventanas
y no poder abrirlas porque están abiertas.

Y dejo de escribir
comas y puntos a favor,
sed en la miel le sabe
le tiñe de amaneceres y otros detalles.

Doler y no saber cómo
y partir es sólo
el movimiento feroz de los gusanos.

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