martes, 30 de octubre de 2012

El invierno nos olvidó

Escribí con semen y con tu sangre una sola vez, pero el invierno nos olvidó.

Palabras inciertas

Las palabras inciertas, el desalojo de la memoria y alguna otra que lleve las ganas de vivir en el bolsillo izquierdo del desdén, las caricias abrumadoras cuando el sol de la mañana ahuyenta los malos pensamientos y uno puede pecar alegremente, las palabras tristes que el invierno consuela con los ojos, el destino, la no soledad de escribir hasta muy tarde, el no soy cuando te amo y todas las palabras que sobran cuando no estás, inciertas, lejanas, arrepentidas, tantas y tantas comas y puntos depresivos, el color de la luna angustia y busca un lugar donde la memoria sea frágil, frágil, frágil, despierta de tus sueños batracios, duerme a mi costado, emplea el último fragmento a tu favor y olvídate, ni tu voz ni los gusanos te justifican, ni la taza de café a media mañana, ni el desborde frente al caos, me haces falta, me haces falta y no sé quién eres, no sé a quién le escribo, a quién desconozco por las noches y no sé quién es la que olvida mi semen, palabras inciertas desprovistas de todo amor verdadero, de todas las voces que invento, el algoritmo es cruel e interminable.

Ella y después ninguna


Ella, alguna otra, apenas una flor herida y tal vez hiriente, fría como las caricias. Ella y después ninguna. A veces, finge esconder sus lágrimas en las notas a pie de página y olvida su destiempo en el papel, desdibuja algún deseo y sueña en vez de amar, sueña con otro mar, tan lejana como las desdichas. Ella, alguna otra sobre el papel y después ninguna.

lunes, 22 de octubre de 2012

Qué decir

Qué decir, prefiero morir, prefiero algún otro sótano, algún otro libro, algoritmos varios para mantener la cordura a raya, para mantener la respiración debajo del agua. Qué decir, a veces es muy raro, pero quisiera dejar de escribir.

Algún otro reloj


Desnuda el principio, equivoca todas las noches y escribe a la luz de la luna. Un reloj esquivo asienta con las manecillas manchadas de sudor y de sangre, no sabe cómo. Desnuda todos los segundos, los ecos y las tildes, algún otro reloj de arena llora sangre porque han desaparecido sus manecillas y todos los demás se burlan de su infortunio. Desnuda este párrafo y marca aquel número indecente, cualquier múltiplo de dios o algún otro que descanse en un conjunto convexo. Desnuda el final.

sábado, 13 de octubre de 2012

El azul no te pertenece

Es todo, no siempre, el vino, la sensación y las ganas, tu mirada, es demasiado, tus palabras no existen, pero las recuerdo en las noches, el azul no te pertenece.

A propósito de tu sonrisa

Existe una llovizna que humedece el papel sobre el que escribo, los rayos de la luna son tan diversos y el viento se llueve alguna de tus sonrisas.

miércoles, 10 de octubre de 2012

Particularidades de la nostalgia

Algún día el verso comprenderá que las particularidades de la nostalgia no son caricias de rimas consonantes ni vocales heridas en la garganta, son solo notas impersonales y moribundas que la memoria se niega a dejar de recitar.

Entre tanto

Entre tanto, escribo entre las notas de jazz suicidas, entre tanto, esquivo aquellas palabras viernes que agonizan despacio, los diptongos suceden cuando la respiración decide por nosotros. Entre tanto, escribo muy poco, casi siempre en tu nombre y algunas veces para nadie.

No soy el verso

No soy el verso, no eres antigua ni sonrisa, no siempre amanece y alguna ternura descansa frágilmente. No soy el verso, no eres libre, los poemas te atan a cualquier otra distancia.

sábado, 6 de octubre de 2012

Uno decide morir

Escribo acerca de las cosas que uno decide morir, escribo con las manos sobre la herida, lejos de las palabras de amor, a veces, sin dudas a mi alrededor, tan ausente como tus labios, escribo en algún no siempre, por ahora. Escribo acerca de las cosas que uno decide morir.

He dejado de reír

Camino despacio, camino al ritmo del último fragmento. He leído en tus labios un poema distante, lejano, tu sonrisa es la misma, tu voz invade como nunca, pero he dejado de reír.

Un verso agonizante

Un verso agoniza entre risas y caricias ausentes, déjalo morir, déjalo solo. El silencio le hará compañía, además este mundo ya no vale la pena.

Olvidarse del frío

Para la bella extranjera:

Un guion indeciso, el algoritmo en clave de sol y la lluvia se desangra. Un acertijo, el gusano se ha puesto una bufanda, el viento le señala algún recodo luego, quisiera caminar y olvidarse del frío.