domingo, 1 de enero de 2012

En un abril y cerrar de otoños

Se me quiebra tu voz al escribirte.

Ella no ha leído mis tildes
ni mis puntos comatosos
sin embargo somete mis signos
de interrogación con su mirada.

Ella se fue de mi vida
en un abril y cerrar de otoños,
ella llueve instantes de soledad,
ella humedece mis dedos cuando no está,
ella llueve bajo la lluvia misma.

Ella viene con un verso prefabricado
entre sus piernas, un verso que aprendimos
a olvidar para recitarlo de memoria,
un verso dolido y sonrisa nada menos,
nada más que una porción de fuegos.

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