Pienso en el color
de la luna a mediodía,
en el color de la ternura,
recuerdo algunas
notas de la partitura de la muerte
Escribo versos
sobre la partitura de la muerte,
escribo sobre el fuego
a la luz del mediodía,
escribo sobre tus dedos
a la luz de tu lengua.
Improviso lágrimas,
sólo para no desentonar
en la melodía del dolor,
improviso también sonrisas,
comas y miradas distantes,
y tu voz que el vino todavía
recuerda, a veces, demasiado.
En el concierto del dolor
nosotros no llevamos la batuta.
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