Jugo de limón
y espléndida,
estás hecha de inocencia
tras un filo te escondes,
tras los ecos
en rededor, sin imanes.
Te escondes de los lugares,
te llevas bien conmigo,
donde estés me encuestas
como a nadie,
creyendo en dios
y otros suburbios,
en un solo de jazz,
en mis manos
eres cruel y faltas
a la verdad , a tus mandatos
aunque aún eres bondad y mariposas.
Quedan las voces, a veces
algún encono,
alguien marchito
como fiel,
como enfermizo.
Me escribes con las manos
me dibujas acertijos
y en el pelo,
lagunas que nadie se atreve
a mirar.
Y me estremeces,
espléndida tras tu inocencia,
relativa a los bordes,
inclemente al llanto,
escondiéndote de tu alivio,
eres jugo de limón y cardos
en mañanas subversivas,
eres alguien que se olvida,
un adiós bajo un frondoso acanto.
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