martes, 22 de mayo de 2012

Tengo ganas de volver

A veces tengo ganas de volver, y me pregunto cuántos versos más se necesitan, cuántas vanas melodías son necesarias para acallar las últimas palabras. A veces tengo ganas de volver y me quedo mirando en rededor, las últimas costuras que mi realidad le hace a las cosas cotidianas, aquellas cosas que uno olvida cuando sale a caminar. A veces, tengo ganas de volver, encender algunos versos en no más de ciento cuarenta caracteres y sentir la indiferencia de los sueños hechos realidad, y tomar algunos breves rencores, esos que hablan sin mucho qué decir y amanecen con la voz ronca. Luego, recuerdo que ya no escribo en madrugadas y se me pasa. A veces, tengo ganas de volver a escribir ciento sesenta humanas letras, dejar sobre el papel mi santo y seña, y preguntarle a tu indiferencia cómo se siente, después de haber colmado de inútiles versos los días de verano.

A veces no tengo ganas de volver. Regreso del ansiado ningún lugar y me quedo en silencio sin más qué nacer, sin más que la simple escritura indecente. Regresamos a media mañana, cuando algunos han partido a otro lunar menos irreal.

No hay comentarios:

Publicar un comentario