Ella pasa e inventa algún universo sin comas ni argumentos radianes. Ella sueña con deshacer las costuras del pecado e hilvanar con su mirada algún otro desencuentro, sueña despacio, casi en silencio. Acaricia el libro con sus ojos, y desentraña las últimas palabras, parece poco. Acontece de día y de soledad, calma el vaso con una pequeña oquedad, y escoge, una a una, las palabras que se niegan a nacer. Ella pasa e inventa algún universo ante mis ojos y destruye aquellas prosas que desnudan al reloj.
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