La imagen de los sueños,
el desorden de los minutos
y sus segundos comatosos,
todo en orden caos también.
La estructura de los ecos
para callar por cuenta propia,
esto de herir con palabras
y blandir espadas nimias.
La noción del tiempo,
indigno y pasatiempo favorito,
el cruel lamento de los siglos.
Cómo cerrar un poema que nunca
lo ha sido, cómo dejar de hacerlo,
cómo crear un recuerdo de la nada,
y aún así jamás ahuyentarlo.
El tiempo y sus detalles
innegables, el tiempo y lo que pase
mientras tanto, el cómo y el quizás
en previa fase del recuerdo.
Así se escondan las palabras
y cada vez nos digan menos,
menos segundos y menos espacio,
nada en un todo muy soso y frío.
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