lunes, 11 de julio de 2011

Después de algún orgasmo u obituario

Déjame en el rincón donde los poemas
han muerto de aquella sonrisa no descrita
y renacen para hacerte diosa joven.

Deja amanecer y serte fiel
con engaños y mil mujeres a mi lado,
con la fresas rojas de los besos de otra.

Déjame despertar de tus sueños
con algún impío destino
deja que te hable con jamases de oquedad.

Te quiero como se mueren los relojes,
la intención amante de contar tu tiempo
te quiero lejos donde me hagas daño amor.

Ilumina aquellos dioses que me entregas
con ecos y papeles vanos,
que te nazca bueno en cada encierro.

Que tus sueños sean conmigo
para despertar y destruir la realidad
contigo, sin ecos del suicidio.

Te quiero, deja pues aquellas
palabras sobre tu sien
y juega con el silencio como nunca.

Sé aquella línea del poema puro,
para ser leído por igual,
después de algún orgasmo u obituario.

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