Tan sólo somos palabras,
tan solo de tan poca soledad,
y toma mis manos,
transforma mi oscuridad
en doce luces oscuras.
Tan sólo somos,
el vino y el firmamento,
el bien de doler la herida
como regalo y como nadie
lo ha hecho, fríamente.
Te he visto sola,
a la luz de la luna,
van y vienen priapismos,
se retiene el semen y tu lengua,
sin boca que ahuyente
algunos malos pensamientos.
Te he visto, azul y triste,
en conventos hechos para ser,
parte de los días y la noche,
despierta aquende para verte.
Somos palabras rociadas por el vino,
y somos en vano millones de puertas,
sin ser abiertas muertas, sin verte,
somos sólo la soledad nuestra,
y nadie lo supo en verdad.
Somos palabras que hemos
muerto y renacen cada noche
en algún orgasmos nuestro o no.
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