De esta soledad me he ido,
cuando llegabas como turista
y te hacías bella en tu ausencia,
me fui con poemas en la lengua,
tan malos que padecen de no amarte.
Me he ido, los días y las veredas
lo saben aunque calen en tus dedos
y sean las flores las que no respondan,
de luz de o de poemas, de seguir amante.
Me fui con la oscuridad que edita
tu lengua, con los amaneceres en tus ojos,
dejando nuestra soledad sola y hermosa,
ni siquiera el jazz sabe cuánto.
De esta soledad me voy para volver,
con menos versos y más piel entre mis dedos,
deseo tu vientre para saber si el paraíso
existe también los viernes.
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