Pues ayer las otras calles
esas que vienen sin nostalgia
esas que regalan besos
fueron apenas besos de papel
pues nunca antes tuve
como regalo obsceno,
con tirantes gotas de tu voz
y aullidos temibles acabados,
tu soledad que ahuyenta,
el pasado, pues existe
en tu mirada y en las tardes,
la soledad que inventa motivos
y que escribe con fuerzas oscuras
hasta que las doncellas duerman
Espero no sea aquella humedad,
de icores, aquellos desmanes en la almohada,
aquel teatro del suicida,
aquella lista inacabable
la que ahuyente a esta soledad
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