Me aterra
tu sola ausencia,
la espina dentro
y los ojos de todos
en mi flagelo de poeta
Me aterra también
lo que separa
tu rencor de las verdades
y el roto olvido
de las flechas
Tu sola esencia
la guardo muy dentro,
para que si algún día
apareces, pues has de regresar,
no me sea indiferente
Y te vuelva a amar
entre tanto lodo y llanto
entre miles de adioses
entredientes,
y te quiera más que antes
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