Lugar donde dejaste de brillar
y el cigarrillo,
a veces, enciende más que cenizas
y cardos celestes.
Si dejas espacios
y devoras las rutinas,
y conmigo dentro
matas cada instante,
en qué lugar te encontraré
dispuesta a olvidar,
detrás de un muro,
donde las blancas
espinas no llamen al dolor,
y el vino sea el de tu abdomen.
Licor de dioses,
poesía desterrada
de algún feliz comienzo,
y revivo con los versos,
y te olvido con recuerdos,
pero jamás con blancas
margaritas ni con santos óleos.
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