domingo, 11 de marzo de 2012

Como si olvidara algún espejo

Espero, quisiera un nombre para esta espera, un canto y un metal, pero no tengo ni las sílabas ni el ajedrez a medio terminar. Espero que se decida y me calle de una vez, con silencios tan breves como su deseo, que me haga pensar en ella, aunque no sepa cómo habrá de terminar. Sigo aquí, en el mismo y solitario versículo, cualquiera que no sea yo aprenderá alguna indiferencia del texto bíblico y podrá discernir entre las ramas occidentales de aquella escritura infinita y el sesgo indumentario.

Espero, ella lo sabe, ella no sabe quién es, es y no lo sé, no me conoce, nunca habló conmigo, acaso olvidó mi nombre en una espina, ni siquiera intercambiamos un par de miradas en ninguna parte, pero conoce muy bien la rutina del desconsuelo y, creo, me habla como si olvidara algún espejo.

Espero y no sé por cuánto tiempo.

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