jueves, 25 de agosto de 2011

Poema anverso


Volver de los ecos,
ingrato aquél verbo triste
post de lo pasado, disolver,
está demasiado triste,
tanto que ya ni padece de amor.

Un rugir de mariposas,
no las que vomitas
con cada anverso de hojas,
y después sólo el vino
dibuja lápices de colores.

Cantar subdesdén
de martillos alternos,
toda vez cantarte y cuento,
es una historia histeria.

Volverte de los sueños
a realidades incesantes,
cambia la pasión y los ocasos,
cambian también los versos.

Te leo en el anverso
de este poema, te releo
en algún homicidio de primer desorden,
y aprendo comas y signos exclamatorios,
aunque hayas partido, eso creo.

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