Una vida que me sea dada,
un lugar adonde huir y me rechaces,
una herida que sea nuestra para arrancarla
con los dientes y sentir
aunque lejano y añejo el sabor de tus besos.
Dame los días viernes, los jueves llenos
de ingratitud, dame algo tuyo que guardo
en mi mano y no me pertenece, dame los versos
que te escribo y no son nuestros,
dime cómo sin relojes mejoras los segundos
y destruyes las horas.
Dame los últimos bocetos de tu mirada,
y que empiece la vida juntos,
que sea una y no vuelva a perderla,
hasta el fin de los finales
donde te espero a veces.
Sonríeme y piensa en los ojos que miran
tus palabras, que escriben acerca de tus lágrimas,
que se pierden en versos alegres y fríos,
de mil colores y sin sentido,
piensa en los ósculos y en aquél corazón
sin cavidades, en mis años desvistiendo
a la soledad y seduciéndola a oscuras.
Una vida que me sea dada, que sea nuestra
y buena, una vida paralela a la nostalgia,
y vuelvas a ser la diosa del silencio,
para callar de amor y solo exista
tu voz en después todos los acertijos.
Piensa en todos los detalles,
piensa también en ...
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