lunes, 21 de marzo de 2011

Amarte sin comienzos

Pasas, me transpiras, vuelves para hacerte de noche,
y me transparentas sin remedios,
cada velo que ocultas y la saliva aún fresca,
la de tu boca fresa, la que me puebla de costumbres,
esa rutina de amarte sin comienzos.

Y de repente miro por sobre tus piernas,
al parecer un pésimo don de gentes,
al pacer de las mieses y el repentino acoso,
el de tus ojos, cuán terrible es tu ausencia,
qué feliz encuentro si tu mente aleja malos pensamientos.

Pasas y me pesa tu agonía, me pesan tus párpados,
todo aqueste, los hombros llenos de frío y miedo,
pesa saberte lejos, más cerca de lo imposible
pero lejana a mis dedos, y quién te cuente
versos libres y negros para dormir conmigo.

Y esta boca que desea tus ojos pasajeros,
la vida contada y viva, para sentir tus besos,
que pasan sin desidia, boca que desprecia tus labios
y ansía tu lengua la que dibuja mil instantes
en tus dientes y aprende a vivir sin truenos.

Soy apenas un cruel aprendiz de tus partidas,
de los ecos sin vulgares gemidos y de la fiebre
fría y hermosa que me dejas, soy el viernes oculto
a tu domingo y esa banca vacía de tanto hablarte,
soy el verso nacido para amarte sin comienzos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario