domingo, 15 de septiembre de 2013

Otro fuego

Para la bella señorita del olvido involuntario.

Sabes que he dejado de escribir, supongo que es así y no de esta otra marea, cuando navegamos sin mirar qué viento o invierno nos lleva, cuando la ausencia es una sombra ingenua de tus dedos. Decido que algunas palabras ya no deberían diseñar escombros y que algún encuentro carece de plegarias y signos breves. Me cuesta iniciar una conversación ausente de partituras y versos crueles, la sangre y el dolor tienen nombres propios y poseen historiales tan humanos como el hambre. Me cuesta tanto, más cuando me das la espalda para buscar, entre las repisas, alguna bebida o algún pretexto para no leerme, cuál es la probabilidad de que volvamos a encontrarnos si aquella lluvia deja un rastro invisible sobre la arena. 

Ya no escribo ni juego con las palabras, no me atrevo a llamar tu intención sin esconder un verso en el absurdo de mirarte, sin comprender todo aquello que gira, gira, miente y vuelve a comenzar. No me atrevo a tomar un lápiz y dejarme llevar, a tomar una hoja de Babel y pretender encontrarme, cualquiera puede tomar un verso y mirarse al espejo, cualquiera puede soñar con el fuego, pero solo el poeta puede ser el fuego mismo y olvidarse. Ya no esquivo ni seré testigo de lo que rodea el sedimento, he dejado de buscar una palabra para olvidar aquí primero, recuerdos de parábolas y fragmentos diversos, cuerdas para no suicidarse, he dejado un poema por terminar, hace mucho dejé de leerme.

No hay comentarios:

Publicar un comentario