Al viento, ligeramente.
Se escurren todas las formas,
un albino de pies y manos tristes recurre a escribir con acertijos,
dobla la servilleta y olvida lo único que le hace falta para ser feliz.
Se escurren las formas y todo,
un amigo de la infancia ha respondido una de mis solicitudes,
dejó de ser mi amigo para devolver unos cuantos kilobytes.
Se escurren las normas y todo,
una señora no perdona, lee el diario con resignación y suspira,
tal vez no recuerde su nombre, pero conoce demasiado una letra.
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